sábado, 5 de abril de 2014

El comienzo...

Un día dos chicas estaban cómo todos los años en verano en su playa favorita y dio la casualidad que el destino jugó con ellas, pues las metió a las dos en la misma piscina de la misma urbanización de la misma playa... Ana se acercó a aquella chica que a pesar de todos los veranos allí nunca había visto, y la dijo ola, y aquella niña le devolvió el saludo, Ana se quedó mirándola cerca un rato esperando que le contara  algo pero por más que esperaba esa personita que tenía en frente no articulaba palabra. Cansada de esperar le dijo cómo se llamaba y le pregunto a la niña rubia por su nombre y ésta tan alegre le contestó que se llamaba Paula.
Pasaron los días y cada vez aquellas chiquitas se conocían mejor.
Cada vez que pasaban los años estas dos niñas como siempre hacían, iban todos los veranos a su destino favorito, Calpe. Allí se encontraban y todas las mañanas iban a la playa juntas, todas las tardes bajaban a las piscinas juntas e incluso por las noches bajaban para estar también unidas.
Al ir allí todos los años conocían a gente, se hicieron con una panda de chicos y chicas muy grande con los que jugaban cada verano. La verdad es que aquellos chico/as eran muy majos también y congeniaron genial. Y de esto que estoy contando hace ya años, es decir, que aquellas chicas tendrían como unos 7 u 8 años.
Cada verano que iban a ese estupendo lugar, en el que se estaba muy tranquilo y se olvidaban del estrés de la rutina, del colegio, de los exámenes, etc. Ellos seguían jugando y hablando y se conocían cada vez, hasta ser amigos de casi toda la vida.
 Bueno, pues Ana y yo nos pasamos por aquí para contaros nuestros divertidos e inolvidables veranos que pasamos todos los años en Calpe.